Desde hace varios años se viene hablando sobre la importancia de las emociones en el desempeño organizacional. Ahora sabemos que una persona cargada de emociones negativas no tiene los mismos resultados que una persona que rebosa alegría.
Por Juan Carlos Gutiérrez en Laboral
La felicidad en el trabajo, es un tema que ha despertado interés tanto en personas, como en organizaciones, escritores, autores y científicos. Los seres humanos queremos ser felices, entendiendo la felicidad como una integralidad (familia, trabajo, economía, etc). Estamos deseosos de saber qué hacer, cómo lograr estados emocionales positivos y una sensación de bienestar lo más sostenida posible en las empresas.
Es aquí donde surge una gran duda: ¿Qué es felicidad?
La respuesta (sin duda), es que la felicidad resulta ser diferente para cada individuo y generalmente se refiere a la tenencia de algo; tiempo, dinero, bienes, etc.
Ahora, no podemos hablar de felicidad organizacional sin hablar de la felicidad individual. Por más que una empresa se esfuerce por hacer el entorno laboral lo más amable posible, si la mentalidad de un individuo no está dispuesta a SER feliz, la empresa no logrará su cometido.
¿Qué es la Felicidad Organizacional?
En las empresas es común pensar que entre más beneficios y mejor salario tengan las personas, más felices serán. Sin embargo, conozco personas que poseen grandes beneficios y excelente salario, y aun así, son personas bastante infelices en su lugar de trabajo. Por el contrario, conozco también personas que aunque no devengan un gran salario y los beneficios en su oficina no son los mejores, sienten una gran felicidad y sentido de pertenencia por el lugar donde trabajan ¿A qué se debe esto?
Después de varios estudios e investigaciones, hemos podido identificar 3 grandes pilares que ayudan enormemente en la construcción de la felicidad sostenible dentro del lugar de trabajo:
1- Liderazgo:
El jefe de área o departamento debe crear una atmósfera que permita que los colaboradores trabajen por un mismo objetivo. Para esto, es necesario que el líder sea capaz de inspirar seguridad y confianza, las cuales no pueden ser tomadas como instrucciones. Un jefe no puede simplemente ordenar que los colaboradores confíen en él y se sientan seguros, la seguridad y la confianza son sentimientos, no instrucciones, y estos sentimientos deben ser inspirados por el líder del equipo.
Uno de los grandes problemas en las empresas y que sin duda afecta el clima organizacional, es que tenemos más jefes que líderes, y sí, a un jefe le hacemos caso por su rango, pero no lo seguimos. Mientras que a un líder no solo le hacemos caso, lo seguimos y lo admiramos.
«El liderazgo es una decisión, no un rango». Simon Sinek.
El desempeño de un jefe influye hasta un 70% en el clima organizacional y el clima organizacional afecta hasta un 20% de los resultados de toda la empresa. Es por esto que se hace tan relevante la transformación de jefes, a líderes inspiradores de confianza y constructores de felicidad en el trabajo.
Cuando decimos que liderar es una decisión, se trata de que el líder debe tomar las riendas del equipo en muchos niveles, además de solo el de dar órdenes. Debe tomar la iniciativa, conocer lo mejor posible a su equipo para identificar sus propios líderes, conocer las necesidades y deseos de sus colaboradores para sacar lo mejor de cada individuo en pro de su equipo. En las empresas necesitamos más líderes que no solo comanden, sino que también apoyen. Que no solo exijan resultados, sino que también los inspiren. Que no solo se preocupen por los objetivos, también por las personas. La felicidad depende mucho de las personas que nos rodean, de aquellas que nos ayudan y nos inspiran a ser mejores.
2- Relaciones Interpersonales:
Las organizaciones somos grupos de personas que interactúan a diario. Inclusive, los empleados en ocasiones pasan más tiempo con sus compañeros de trabajo que con sus familiares. Es inevitable entonces, que entre las personas se generen relaciones y sentimientos de amistad, de confianza, de amor y también, de enemistad.
¿Cómo estamos aprovechando y potenciando las relaciones positivas en las organizaciones, y a la vez disminuyendo las relaciones negativas?
Las relaciones interpersonales están dadas según un filtro llamado “experiencia”. En la mayoría de los casos juzgamos a las personas de acuerdo a experiencias previas y situaciones del pasado, que hacen que le pongamos ese filtro a la percepción que tenemos de los demás. Creemos saber cómo es una persona, pero no nos damos la oportunidad de conocerla.
Para que tengamos relaciones alegres, sanas, colaborativas dentro de la organización, al igual que con una familia, es de vital importancia generar espacios que propicien el fortalecimiento de las relaciones, actividades que permitan conocernos mejor, romper el hielo y eliminar los juicios con los que percibimos a nuestros compañeros de trabajo y como resultado, tendremos sinergias que no solo apuntarán al cumplimiento de los objetivos como equipo, sino que también propiciarán el surgimiento de nuevas ideas que apoyen los procesos de innovación de la compañía.
Lo hayas pensado o no, los colaboradores son parte de una familia llamada empresa y debemos tratarlos como tal. No sacamos alguien del grupo familiar solo porque se equivoca o tiene problemas. Buscamos herramientas para solucionar el problema en equipo.
Siempre podrán existir roces entre las personas, ya que no pensamos ni actuamos de la misma manera. Pero cuando entendemos que no somos iguales y que cada diferencia entre nosotros es un aporte al equipo y a su mejoramiento, es mucho más fácil dirimir cualquier desacuerdo o discusión.
3- Mentalidad Individual
Este es el pilar más complicado a nivel organización y a nivel cultural, ya que como colombianos venimos de una cultura con mentalidad negativa y dada al conflicto. Los latinos somos de la cultura de hacer poco; Si alguien puede hacerlo, que lo haga él. Si nadie puede hacerlo, ¿por qué tengo que hacerlo yo?
Los latinos hemos sido criados bajo una serie de anclas y paradigmas que definen lo que somos y cómo nos desenvolvemos en nuestro entorno. Ha sido así durante siglos. Son estos paradigmas lo que hacen que nuestro comportamiento sea particular en cada región y que nos conectemos como compatriotas cuando estamos fuera del país.
¿Qué es un Paradigma?
Es una idea preconcebida de la realidad que hemos heredado de nuestros familiares o amigos. No sabemos por qué (y tampoco nos lo preguntamos) pero actuamos de acuerdo a como está programada nuestra mentalidad. Actuamos por costumbre, por hábito.
El problema no es actuar por costumbre, el problema son los hábitos que rigen dichas costumbres. En muchos casos estas costumbres se basan en el menor esfuerzo posible, aun sin importar si podemos dañar a alguien más en ese proceso. En Colombia podemos evidenciar este comportamiento cultural en la televisión, ya que por los televisores colombianos han pasado (mal contadas) 10 producciones entre nacionales e internacionales, que no son más que una oda al narcotráfico, al terrorismo y a la plata fácil. Nuestra cultura está marcada por un pasado que dejó un legado no solo en la mente sino en los corazones de los colombianos.
Si queremos cambiar la cultura de la organización, tenemos que tratar también los paradigmas y hábitos de las personas. Entender cómo la historia latina formó la mentalidad negativa que tenemos sobre el dinero, la falta de oportunidades, la falta de educación, las relaciones, e inclusive la religión. Todas estas como variables que influyen en la forma de pensar que tiene una persona y por ende, en sus resultados personales y profesionales.
Estas costumbres no solo han hecho que año tras año tengamos los mismos resultados, sino que a nivel organizacional muchas veces rechacemos nuevos procesos, porque estamos acostumbrados a que las cosas sean hechas de la misma manera siempre. De hecho, uno de los instintos más poderosos del cerebro junto al de supervivencia, es la aversión al cambio. Irónico ¿no?
En un mundo donde el cambio y la evolución a nuestro alrededor son una constante, nuestro cerebro preferiría no hacer nada excepto comer, dormir y tener sexo.
Es aquí donde los hábitos juegan un papel fundamental en los resultados del individuo. Los hábitos son pequeñas acciones que van modelando nuestro cerebro y lo acostumbran a las actividades que queremos realizar. Por ejemplo, si somos personas sedentarias, nuestros hábitos serán de todo tipo, excepto el de hacer ejercicio o actividad física. Si somos personas llenas de energía dadas a la acción, probablemente nuestros hábitos no tengan que ver con dormir hasta las 10 de la mañana. Estos pueden ser buenos o malos hábitos dependiendo de lo que una persona quiera para su vida.
Lo cierto es que estos hábitos influyen sí o sí en los resultados de las organizaciones, en las relaciones interpersonales y en el desempeño de cada empleado. Si nosotros como empresas, logramos construir hábitos saludables y positivos en nuestros colaboradores, estaremos colocando cientos de ladrillos en la construcción de un mejor país para todos los latinos. Estaremos aportando enormes cantidades al desarrollo de la felicidad laboral y organizacional, además de ganar una ventaja competitiva difícil de imitar por parte de nuestros competidores.
Si bien el liderazgo, las relacionas interpersonales y la mentalidad individual son factores difíciles de controlar, una buena estrategia y cultura de formación puede ayudar a facilitar el proceso de construcción de hábitos que mejoren la percepción de felicidad en el trabajo como indicador principal de la productividad organizacional, al tener en cuenta el bienestar, la salud y la plenitud de los trabajadores con su trabajo y organización.
En resumen, la felicidad organizacional es una co-responsabilidad entre la organización y el colaborador. Ya que la responsabilidad final de la felicidad sigue siendo individual, la empresa no puede hacerse cargo de la felicidad de los trabajadores. Lo que sí necesita hacer una organización es facilitar las condiciones laborales para el despliegue del bienestar psicológico y las fortalezas de las personas y el trabajo en equipo. La felicidad organizacional es una responsabilidad de la empresa. La felicidad en el trabajo es una responsabilidad de los trabajadores. Somos co-responsables de la vida plena en el trabajo.
Implementar un programa de Felicidad Organizacional alineado con los objetivos estratégicos de la compañía, producirá un aumento en los resultados de cuatro frentes: rentabilidad, calidad de servicio al cliente, excelencia operacional y bienestar laboral de los colaboradores.
La implementación exitosa de sistemas de gestión de felicidad organizacional en las empresas ha demostrado que sí es posible mezclar lo laboral con lo emocional, impactando de manera positiva en los resultados. Lo importante aquí, es resaltar la convicción de quienes quieren cambiar la vida de muchas personas en las organizaciones, generando el balance entre resultados y bienestar laboral.
La Felicidad Organizacional es una nueva forma de gestión estratégica para consolidar ventajas competitivas de las empresas y promover el bienestar psicosocial de los trabajadores. Es la capacidad de una organización para ofrecer y facilitar a sus trabajadores las condiciones y procesos de trabajo que permitan el despliegue de sus fortalezas individuales y grupales, para conducir el desempeño hacia metas organizacionales sustentables y sostenibles, construyendo un activo organizacional intangible y difícil de igualar.