Trabajar la reputación de la compañía como empleadora siempre es relevante. Pero, en la situación actual se hace imprescindible poner el foco en mimar la cultura organizacional, así como la alineación de los empleados con los valores de la empresa. Cuidar la marca empleadora es sinónimo de cuidar a los empleados y no solo a los clientes, siendo fundamental, más que nunca el trabajo en equipo.
La digitalización es una obligación
La flexibilidad es la clave, y la confianza en el equipo y en su buen uso de las herramientas digitales, también. Ahora deben usar con mayor autonomía instrumentos que en muchas compañías tenían limitaciones hasta el comienzo de la pandemia. La digitalización se ha acelerado por necesidad y ha dejado claro que se acabaron las excusas para posponer su implementación.
Compartir un propósito y ponerlo en el centro
Los empleados tienen que saber porqué hacen lo que hacen. Necesitan compartir valores con la marca y sentirse parte de un proyecto común para estar comprometidos. Además, la sociedad cada vez exige estándares éticos más altos a las organizaciones. La crisis del coronavirus es una buena oportunidad para reorientar los propósitos corporativos hacia un enfoque más social y hacer partícipe a la plantilla. Así potenciaremos su sentimiento de pertenencia y, además, conseguimos una mejora en la productividad.
Ser «humanos» y próximos
Es la hora de otro tipo de liderazgo, el guiado por la empatía y la flexibilidad. Humanizar la marca a través del employer advocacy y aportar confianza y cercanía a través de la comunicación interna es clave en esta época de inseguridad y distanciamiento físico.
Iniciativas sociales que muestren los valores corporativos
Es el momento de aportar a la sociedad. Las empresas con ánimo de cambio son capaces de participar en la transformación social de forma activa, y se convierten en marcas muy atrayentes para los consumidores y para los empleados. Proyectos que velan por el bienestar de la plantilla, potenciando la conciliación y aportándoles seguridad son la mejor opción. Colaborar con iniciativas solidarias y hacer partícipes a los empleados también es una buena idea.
En resumen, la crisis del coronavirus nos ha igualado a todos, sea cual sea nuestro puesto en la organización. Por otro lado, aún no sabemos con certeza cómo va a afectar la nueva situación a los lugares de trabajo y a los vínculos laborales. Por eso es necesario, entre otra cosas, replantear la estrategia de employer branding.
Han sido muchos meses de teletrabajo exclusivo y de videoconferencias en lugar de reuniones presenciales. Los mensajes apelando a la unión frente a la adversidad, así como a la importancia de la seguridad y de la salud han sido la tónica en la mayoría de las organizaciones. En cierta medida, las empresas han intentado mitigar la sensación de vulnerabilidad que cada miembro de su plantilla ha sentido y aún siente. Pero no es tarea sencilla, sobre todo con la tarea ingente que tenemos por delante: reconstruir la actividad económica.
En esta labor, trabajar las relaciones con los empleados es fundamental. La incertidumbre y la sobrecarga emocional es normal que pasen factura, por eso es más importante que nunca escuchar al equipo y potenciar la estrategia de employer branding. Así conseguiremos que nuestra marca sea percibida como una aliada.
El employer branding pone el foco en el por qué y en el cómo. Sin duda, invertir en las personas, potenciar el talento del equipo, trabajar la comunicación para transmitir los valores y practicar la escucha activa son las herramientas más útiles para reorientar el liderazgo empresarial en tiempos de pandemia. En definitiva, un liderazgo empresarial más humano